En la última década Canadá ha ganado notoriedad para los migrantes internacionales que buscan mejores condiciones de vida para sí mismos y sus familias, y es que, a pesar del agreste clima que en algunas regiones puede representar este territorio ya considerado pluricultural, ofrece a nivel continental un panorama que lo ha convertido en foco de atracción para una oleada migrante que ya amenaza con superar lo controlable.
De este modo, el primer ministro del país de la hoja de maple, Justin Trudeau, ha advertido que el país no está en posibilidades de gestionar y absorber la cantidad de migrantes que cada día intentan entrar a su territorio en búsqueda del que ya es denominado “el sueño canadiense”.
Migrantes particularmente latinos, que atraídos por las oportunidades laborales y las facilidades de ingreso, se multiplican cada día en solicitudes formales de ingreso.
“…en 2017 el 2 por ciento de la población canadiense estaba formada por inmigrantes temporales, en la actualidad la proporción se sitúa en el 7.5 por ciento…es algo que necesitamos controlar” advirtió Trudeau quien puso de manifiesto el riesgo de que Canadá se vea pronto tan superado que los servicios básicos se vean impactados en negativo como ya sucede con la vivienda que entró en una escala de volátil carestía.
Ante el escenario actual, el gobierno canadiense intenta desincentivar los viajes que tengan como destino la posibilidad de residencia, al tiempo que implementan medidas para reducir el número de estudiantes extranjeros que el país acepta, así como el de trabajadores temporales foráneos.