En el marco de una ofensiva militar que continúa en la Franja de Gaza, fuerzas israelíes han lanzado nuevos ataques que han dejado al menos 14 muertos, según fuentes locales, y han provocado el desplazamiento masivo de civiles en el norte de la región. En las últimas horas, soldados israelíes han expandido su incursión hacia la ciudad de Beit Hanoun, obligando a miles de palestinos a evacuar la zona bajo un fuerte control militar.
Según testimonios de residentes y trabajadores de la salud, las fuerzas israelíes bloquearon los campos de refugiados que alojan a personas desplazadas, forzando a la mayoría a dirigirse hacia el sur. En el proceso, hombres palestinos fueron retenidos para interrogación, mientras que mujeres y niños lograron avanzar hacia la ciudad de Gaza.

Organizaciones palestinas han acusado a Israel de convertir el norte de Gaza en una “zona de seguridad” bajo el pretexto de asegurar el territorio, temiendo que esta medida sea un primer paso hacia el regreso de colonos israelíes, quienes fueron retirados de Gaza en 2005. Saed, un residente de 48 años de Beit Lahiya que huyó hacia la ciudad de Gaza, comparó la situación con la “Nakba” o catástrofe de 1948, afirmando que la región está siendo despojada de su población en un proceso de “limpieza étnica” frente a la indiferencia mundial.
Sin embargo, el ejército israelí ha rechazado las acusaciones, y el primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que no existen intenciones de reubicar colonos en Gaza. No obstante, figuras de línea dura en el gobierno israelí han manifestado abiertamente el deseo de retomar presencia en la zona, lo que aviva las tensiones entre ambos territorios.
El conflicto se intensificó en octubre pasado, cuando Hamás dirigió un ataque que resultó en la muerte de al menos 1,200 personas en Israel, con más de 250 rehenes tomados, según datos israelíes. Desde entonces, se estima que más de 43,500 palestinos han perdido la vida en Gaza, que ahora enfrenta una grave crisis humanitaria. La población, en su mayoría refugiada en campamentos improvisados, carece de alimentos y medicamentos, mientras la infraestructura básica sigue en ruinas.
Ante la situación, Estados Unidos instó a Naciones Unidas a evitar el desplazamiento forzoso y la hambruna en Gaza, advirtiendo sobre posibles implicaciones bajo la ley internacional.