Francia enfrenta un nuevo capítulo político tras la designación de un nuevo Gobierno liderado por François Bayrou, quien se desempeñó como primer ministro el pasado 13 de diciembre. Este lunes, anunció la conformación de su gabinete, que combina miembros del equipo saliente, en su mayoría conservadores, con nuevas figuras provenientes de sectores centristas y de tendencia izquierdista.
El cambio de mando se produjo luego de un histórico voto de censura que provocó la dimisión del anterior primer ministro, Michel Barnier, y de su gabinete. Las disputas presupuestarias, que culminaron en meses de estancamiento político, llevaron al colapso del Gobierno y desataron una crisis que escaló en medio de la presión de los mercados financieros por la colosal deuda del país.
El nuevo equipo gubernamental enfrenta desafíos inmediatos, destacando la urgente elaboración del presupuesto para 2025. Los analistas advierten que esta tarea será clave para restaurar la estabilidad financiera y la confianza de los mercados internacionales.
El presidente Emmanuel Macron, quien supervisó el proceso de transición, destacó la necesidad de un Gobierno “capaz de reconciliar a los franceses y guiar al país hacia una recuperación económica sostenible”. Bayrou, conocido por su trayectoria centrista, ha sido percibido como un político capaz de generar consensos en un entorno marcado por profundas divisiones.
Francia entra así en un período de ajustes críticos, con expectativas de que el nuevo gabinete priorice reformas económicas y estrategias para reducir la deuda pública. Mientras tanto, la ciudadanía observa con cautela este cambio de liderazgo, en un contexto de incertidumbre política y económica.
