El gobierno de México implementó un incremento temporal de aranceles a finales de 2024, elevando un 35% las tarifas sobre mercancías confeccionadas y un 15% en textiles importados de países sin acuerdos comerciales con México, como China. Esta medida busca fortalecer la competitividad del mercado mexicano frente a productos extranjeros, aunque genera un impacto mixto en el panorama económico.
La presidenta del Colegio de Economistas de Aguascalientes destacó que, pese al impacto en el bolsillo de los consumidores, la medida puede revitalizar sectores locales debilitados, como el textil. “El impuesto estará incluido en el precio final; productos que costaban $100 ahora rondarán los $120. Esto representa un incremento significativo, pero también una oportunidad para que los productos nacionales compitan en mejores condiciones contra los chinos”, explicó.
Sin embargo, esta política no está exenta de consecuencias negativas. Comerciantes de productos importados enfrentarán mayores costos, lo que podría desincentivar el comercio electrónico y aumentar la presión sobre los consumidores.
Además de su objetivo económico, algunos analistas consideran que esta medida tiene un trasfondo geopolítico. Se especula que México busca congraciarse con el próximo gobierno de Estados Unidos, que ha amenazado con imponer aranceles a productos mexicanos, a pesar de los tratados comerciales existentes. “Las recientes acciones, como el decomiso de productos chinos, reflejan la intención del gobierno mexicano de evitar represalias arancelarias de Estados Unidos”, comentó la economista.
China, segundo socio comercial de México, representa el 20% de sus importaciones, incluidas confecciones, textiles, celulares y tecnología inalámbrica. Este aumento arancelario podría reconfigurar las dinámicas comerciales entre ambos países, mientras México equilibra su compromiso con el mercado interno y su relación estratégica con Estados Unidos.
