El feminismo ha detonado nuevas maneras de alzar la voz, esto ha propiciado que las calles de la ciudad se conviertan en un espacio de intervención y expresión que busca la visibilización y exigencias del movimiento morado.
Socialmente estas acciones son consideradas incorrectas pues, moralmente no son aceptadas, ¿Porqué exigir paz a través de la violencia? es lo que la sociedad se cuestiona pero, hay que ver más allá de la pintura en la pared y el cristal roto, ¿Acaso no se grita para ser escuchado?
Las intervenciones en el espacio público no están destinadas al vandalismo, al contrario, están cumpliendo un propósito político que conlleva una expresión artística pues, este termino es un procedimiento que se utiliza para representar y comunicar ideas, sentimientos o emociones que inquietan.
El arte tiene el propósito de comunicar y visibilizar aquello que inquieta o necesita ser dicho, esta expresión no tiene el propósito de la belleza, más bien, de ser difundido. Entonces, la próxima vez que te sitúes frente a una pinta de este índole, cuestionarte si su propósito solo es adornar una pared como un cuadro de Picasso o escuchar que en cada calle de la ciudad, una mujer grita por ayuda.