Con alerta por el arribo de un tifón, la ciudad de Nagasaki, en Japón, continuó con la conmemoración del 78 aniversario del ataque nuclear de Estados Unidos. La alerta climática obligó a los organizadores a trasladar la ceremonia por primera vez desde 1963 a interiores.
El evento, que tradicionalmente se lleva a cabo en la Estatua de la Paz que se erigió en el sitio de la detonación, tuvo que llevarse al centro de conferencias Nagasaki Dejima Messe, ante el temor de afectaciones por las fuertes lluvias. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, aprovechó para recordar que hoy en día existe división en la comunidad internacional en cuanto al desarme nuclear, en especial, por la amenaza nuclear rusa, reconoció que es cada vez más difícil lograr un camino para un mundo sin armas nucleares.
Sin embargo Japón, como presidente del G7 y miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, “…debe fortalecer el trabajo junto a la comunidad internacional” por lo que hizo un llamado al esfuerzo conjunto, para que el flagelo de la guerra nuclear no se desate nunca más.
