Un potente sismo de magnitud 8.8 registrado en la península de Kamchatka, Rusia, generó un tsunami que afectó múltiples zonas costeras del Océano Pacífico. Las olas comenzaron a impactar desde las primeras horas del miércoles 30 de julio, alcanzando territorios en Japón, Estados Unidos, México y otras regiones ribereñas. El movimiento telúrico fue tan intenso que desplazó una enorme masa de agua, desencadenando una ola viajera que se propagó a velocidades cercanas a los 960 kilómetros por hora, comparable a la velocidad de crucero de un avión comercial, según explicó la sismóloga Lucy Jones del Instituto Tecnológico de California.
En Japón, las autoridades activaron protocolos de emergencia ante la posibilidad de olas superiores a los 3 metros. Aunque hasta el momento no se reportan daños estructurales graves, el país mantiene en alerta sus sistemas de monitoreo costero. En Estados Unidos, el Servicio Meteorológico Nacional confirmó que las primeras olas llegaron cerca de las 2:20 horas a zonas de California, como Atena Cove y Monterey. El presidente Donald Trump llamó a la población a mantenerse alerta y resguardada, mientras las autoridades federales y estatales mantienen una vigilancia constante.
En México, la Coordinación Nacional de Protección Civil emitió un aviso de arribo de olas menores a un metro en diversas localidades del Pacífico. El fenómeno comenzó a sentirse en la madrugada del miércoles, con horarios precisos por localidad: Ensenada y Punta Abreojos (Baja California) registraron su impacto a las 2:20 y 3:12 horas, respectivamente; Cabo San Lucas, a las 3:50; Mazatlán, a las 4:39; Puerto Vallarta y Manzanillo, alrededor de las 4:47 y 5:05; Lázaro Cárdenas, Acapulco y Salina Cruz, entre las 5:26 y 6:56 horas; y finalmente Puerto Chiapas, a las 7:15. En todos los casos, las olas no superaron el metro de altura.
Aunque no existe riesgo inminente de daños mayores, Protección Civil exhortó a la población a mantenerse alejada de playas y zonas costeras hasta que se levante la alerta, extremar precauciones en embarcaciones pequeñas y estar atentos a corrientes fuertes o inusuales en puertos. El evento refuerza la importancia de los sistemas de alerta temprana y la coordinación internacional ante fenómenos sísmicos de gran escala.

