La tensión diplomática entre Ecuador y México se mantiene latente luego de la reciente reelección de Daniel Noboa como presidente de Ecuador. Pese a sus declaraciones en una entrevista internacional donde expresó no haber cometido ningún acto ilegal al ordenar el ingreso de fuerzas policiales a la embajada de México en Quito, las reacciones en el ámbito internacional han sido de preocupación y rechazo.
Durante la entrevista, Noboa minimizó la incursión del 5 de abril de 2024, argumentando que se trataba de una acción para capturar a un criminal y no de una violación diplomática. Según él, la embajada mexicana se había transformado en refugio de delincuentes. A pesar de su disposición a dialogar con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no se han registrado gestiones diplomáticas formales en ese sentido, de acuerdo con fuentes de la cancillería mexicana.
En los círculos diplomáticos internacionales, la acción ecuatoriana ha sido calificada como un grave precedente que pone en riesgo la integridad de las misiones diplomáticas. Un embajador europeo, que prefirió no revelar su identidad, mencionó que legitimar este tipo de intervenciones pone en duda el respeto por los convenios internacionales por parte de Ecuador.
La cancillería ecuatoriana, liderada por Gabriela Sommerfeld, ha evitado referirse al conflicto directamente y ha centrado su agenda en temas relacionados con Estados Unidos, dejando de lado la integración regional. Esta postura también se refleja en la ausencia de representantes ecuatorianos en foros latinoamericanos.
Además, la Misión de Observación Electoral de la OEA expresó su preocupación por la inequidad en la reciente jornada electoral en Ecuador, denunciando uso indebido de recursos públicos y un manejo deficiente por parte de las autoridades electorales.
