El Gobierno de España ha dado un paso decisivo para avanzar en la reducción de la jornada laboral, un tema que ha generado un amplio debate en los últimos años. Los Ministerios de Economía y Trabajo han logrado un acuerdo para tramitar por vía urgente una reforma que disminuirá las horas de trabajo semanales de las actuales 40 a 37,5.
Esta medida, impulsada por Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y líder de Sumar, es una de las principales promesas del pacto de Gobierno con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que preside Pedro Sánchez. El anteproyecto de ley será discutido en el Consejo de Ministros programado para el próximo 4 de febrero, con el objetivo de cumplir el compromiso para este 2025, tras el retraso en la implementación de la primera fase, que tenía como meta reducir la jornada a 38,5 horas para 2024.
El anuncio se realizó el lunes por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y se produce luego de una serie de desacuerdos entre los departamentos de Trabajo y Economía. El conflicto radicó en las acusaciones de retrasos por parte de Economía en el proceso legislativo. A pesar de ser un avance importante, la propuesta aún debe ser aprobada por el Congreso de los Diputados, lo que podría ser un desafío debido a la falta de unanimidad política. Aunque se anticipa el rechazo de la ultraderecha de Vox y el Partido Popular (PP), el apoyo de los votos de Junts per Catalunya será clave.
La medida, que pretende modificar el Estatuto de los Trabajadores, será debatida y podría sufrir alteraciones a medida que los grupos parlamentarios presenten sus propuestas. Se espera que en la discusión se aborden también otras medidas de flexibilización, especialmente dirigidas a las pequeñas y medianas empresas, fundamentales para la economía del país.
A pesar de las críticas por parte de algunos sectores empresariales, que han cuestionado la constitucionalidad de la reforma, el Gobierno mantiene su postura de que la iniciativa está respaldada por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. En un contexto más amplio, países como el Reino Unido, Alemania y España están explorando alternativas como la semana laboral de 4 días, una tendencia que sigue ganando adeptos en varios países europeos.