Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, convocó a más de 20,000 simpatizantes en el Madison Square Garden el 27 de octubre, donde pidió el voto para las elecciones del 5 de noviembre y presentó su visión de un cambio profundo para el país.
En su discurso, Trump criticó enérgicamente a la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y aseguró que su gestión representa un “peligro” para la nación, acusándola de permitir una “campaña de violencia” a través de políticas migratorias que, según él, ponen en riesgo la seguridad nacional. Asimismo, Trump reiteró que, de ganar, invocaría una ley marcial para implementar deportaciones masivas, argumentando que el país está “ocupado” y necesita control estricto en sus fronteras.
Acompañado por su esposa, Melania Trump, y el magnate Elon Musk, el exmandatario delineó propuestas enfocadas en reactivar la economía. Entre sus iniciativas destacan las deducciones fiscales para familias que cuidan de personas con necesidades especiales y la eliminación de impuestos en propinas, horas extra y beneficios para pensionados. Con estas medidas, Trump busca captar el voto de ciudadanos en estados clave como Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Nevada, Arizona, Wisconsin y Míchigan.
Además, prometió reducir a la mitad los precios de la gasolina en un año y anunció su intención de eliminar el programa “Green New Deal”, al que calificó como una “gran estafa verde”. En cuanto al comercio exterior, propuso implementar una “ley de comercio recíproco” que aplicaría aranceles a países como China si gravan productos estadounidenses, promoviendo así un mayor proteccionismo económico.
Trump también aprovechó la ocasión para atacar al presidente Joe Biden, a quien acusó de manejar de manera deficiente temas como la retirada de Afganistán, el conflicto en Ucrania y la respuesta ante desastres naturales recientes, reforzando su narrativa de un país “descuidado” bajo la administración demócrata.

