La histórica franquicia de los Boston Celtics vive un nuevo capítulo tras concretarse su venta este martes. El magnate de capital privado Bill Chisholm se convirtió oficialmente en el nuevo propietario mayoritario del equipo más laureado de la NBA, después de que la liga aprobara de manera unánime la transacción la semana pasada.
La operación se llevó a cabo tras el anuncio realizado en el verano de 2024, poco después de que la escuadra verde consiguiera su título número 18, un récord absoluto dentro de la liga. Ese logro coincidió con la decisión del grupo encabezado por Wyc Grousbeck de poner en el mercado a la franquicia después de más de dos décadas de gestión.
Chisholm presentó en marzo la oferta ganadora con una valuación superior a los 6,100 millones de dólares, cifra que se convirtió en la más alta pagada hasta ahora por una franquicia deportiva en Estados Unidos. El empresario aseguró de inicio el 51% del control accionario, aunque se prevé que para 2028 asuma el dominio total de la organización, en un momento en el que el valor estimado podría alcanzar los 7,300 millones de dólares.
Este movimiento económico marca un nuevo hito en el deporte profesional norteamericano, ya que el precio fijado para la compra de los Celtics supera cualquier otra transacción similar en las cuatro ligas principales. No obstante, cabe recordar que recientemente una parte accionaria de Los Angeles Lakers se vendió con una estimación que valoró a la franquicia completa en alrededor de 10,000 millones de dólares, lo que demuestra el auge del negocio en el baloncesto.
Durante la gestión de Grousbeck, iniciada en 2002 con la compra por 360 millones de dólares, los Celtics conquistaron dos campeonatos, alcanzaron en otras dos ocasiones las Finales y se clasificaron a playoffs en 20 de las últimas 23 temporadas. Su liderazgo permitió consolidar una etapa de estabilidad y competitividad que deja un legado difícil de igualar.
Con la llegada de Chisholm, la afición espera que el equipo mantenga su protagonismo en la NBA y refuerce su posición como referente histórico del baloncesto mundial. La franquicia inicia así una nueva era, respaldada por una de las inversiones más significativas en la historia del deporte profesional.

