Nueva York enfrenta un desafío mayúsculo en la Serie Mundial luego de dos derrotas iniciales ante los Dodgers, quienes se impusieron con una victoria de 4-2 en el Juego 2. La serie al mejor de siete se perfila complicada para los Yankees, que necesitan mejorar en su ofensiva y pitcheo para mantener vivas sus esperanzas de título.
La presión recae sobre Aaron Judge, cuya actuación en la postemporada ha dejado más dudas que certezas. Con un promedio de bateo inferior a su temporada regular y seis ponches en los primeros dos juegos, Judge deberá ajustar su enfoque en el plato si quiere evitar que los Dodgers le sigan lanzando fuera de la zona, una estrategia que les ha funcionado bien hasta ahora.
El problema no se limita a Judge. El equipo ha mostrado una preocupante falta de contacto, con 52 swings fallidos de 147 lanzamientos, mientras que los Dodgers, en comparación, han fallado solo 24 de 133. Esta diferencia ha marcado los dos primeros juegos, y los Yankees tendrán que mejorar su precisión en el bateo si desean superar a un equipo tan sólido como Los Ángeles.
En el montículo, la responsabilidad del próximo juego recae en Clarke Schmidt, quien será clave para frenar la ofensiva de los Dodgers, que se ha mostrado imparable. La falta de un cambio de velocidad en su arsenal podría complicar la situación frente a bateadores zurdos rivales, lo que plantea un reto adicional para el lanzador de Nueva York.
Errores defensivos y decisiones estratégicas también han cobrado factura a los Yankees, como la elección de Néstor Cortés para el cierre del Juego 1, quien, tras una ausencia de semanas, permitió el decisivo grand slam de Freddie Freeman. A pesar de la breve remontada de Nueva York en la novena entrada del Juego 2, que dejó a las bases llenas sin concretar, el equipo necesita reenfocar su esfuerzo.
Los Yankees aún tienen oportunidades en esta Serie Mundial, su primera desde 2009, para demostrar su fortaleza y pelear por el título número 28.
