En una medida con fuertes implicaciones geopolíticas y comerciales, China ordenó a sus aerolíneas suspender la recepción de aviones provenientes del fabricante estadounidense Boeing. Esta decisión se da en un momento de alta tensión en la guerra comercial entre Pekín y Washington, que ha escalado con la imposición mutua de aranceles y represalias económicas.
Las autoridades chinas instruyeron a las compañías aéreas nacionales no solo a pausar la entrega de aeronaves, sino también a detener las compras de equipos y repuestos provenientes de empresas estadounidenses del sector aeronáutico. Esta decisión afectará de forma directa a Boeing, que había logrado avances significativos en el inicio de 2025, superando incluso a Airbus en entregas durante los primeros dos meses del año.
Las tarifas aduanales implementadas por China encarecen los costos de producción y mantenimiento de aeronaves estadounidenses, lo que complica su adquisición para las aerolíneas chinas. Frente a esta situación, el gobierno chino evalúa medidas de apoyo a las compañías que alquilan aviones Boeing, a fin de mitigar los efectos financieros derivados del alza de precios.
Boeing, cuya cartera de pedidos incluye alrededor de 130 aeronaves destinadas a clientes chinos, ha visto una caída del 2.36 % en el valor de sus acciones tras el anuncio. Además, no se han registrado nuevos encargos desde el país asiático en lo que va del año, lo que podría agravar su posición en uno de sus mercados más importantes.
Desde la Casa Blanca, se dejó entrever una posible apertura a negociar, aunque se subrayó que será China quien deba dar el primer paso para retomar el diálogo comercial. Mientras tanto, el presidente Xi Jinping continúa su gira por Asia para fortalecer alianzas regionales frente a la presión estadounidense.


