En el Día Internacional de la Mujer, las calles se llenaron de colores vibrantes, pancartas inspiradoras y un espíritu de unidad inquebrantable. La Marcha del 8 de marzo no solo fue un clamor local por la igualdad de género, sino también un poderoso acto de solidaridad internacional. Este año, destacó el apoyo apasionado y visible a las mujeres palestinas, recordándonos que la lucha por los derechos de la mujer es una causa global. Bajo el resplandor de pancartas creativas, consignas enérgicas y corazones solidarios, se alzaron mensajes de apoyo y empatía hacia las mujeres que enfrentan una tragedia en Palestina. Desde consignas que resonaban con la justicia hasta pancartas conmovedoras, la marcha se convirtió en un espacio donde la causa feminista abrazó las luchas específicas de las mujeres palestinas.
La visibilidad de este apoyo no solo busca crear conciencia sobre las adversidades que enfrentan las mujeres en Palestina, sino que también enfatiza la importancia de construir puentes de solidaridad a nivel global. En un mundo interconectado, la lucha por la igualdad de género se entrelaza con las luchas de todas las mujeres, sin importar su ubicación geográfica.