Las violentas manifestaciones públicas en Francia no cesan, y acumulan cada vez más detenidos, heridos, daños a la infraestructura pública y días de incertidumbre política que el presidente Emmanuel Macron no ha podido contener.
Después de incrementar la edad de retiro argumentando falta de recursos públicos, al momento que dedicaba miles de millones para la guerra de Ucrania contra Rusia, los retenes policiacos se han hecho cada vez más exigentes, lo que derivó en la muerte del joven Nahel M, quien recibió un disparo a quemarropa por parte de la policía, tras no detenerse en un control de tráfico.
Esto fue la gota que derramó el vaso en una sociedad inconforme con las medidas gubernamentales, las que se acumulan como una serie de malas decisiones que afectan al francés de vida común. Al día de hoy la policía reporta 3,200 arrestos en manifestaciones que aparentemente no terminarán pronto.
