El “muro” flotante de boyas que Texas colocó sobre el río Bravo como parte de su estrategia de contención migratoria se convirtió en el más reciente desencuentro entre el gobierno local, el nacional y el vecino del sur, y es que mientras México emite notas diplomáticas quejándose de violación a los derechos fundamentales, Greg Abbott, gobernador de Texas, seguía defendiendo su derecho a la defensa soberana del territorio.
Ahora es el gobierno de Joe Biden quien ha advertido que esta medida viola la ley federal, pero también plantea problemas humanitarios para los migrantes “La barrera flotante representa un riesgo a la navegación, así como a la seguridad pública en el río Grande, y presenta inquietudes humanitarias” señala el Departamento de Justicia de los Estados Unidos en una carta enviada al gobierno de Abbott, quien no ha dado respuesta aún.
