16.9 C
Mexico City
martes, octubre 21, 2025

Entre la estrategia y la vida cotidiana – Luis Wertman

La sabiduría de los grandes estrategas y pensadores ha sobrevivido siglos porque no habla solo de la guerra, sino de la vida misma. Sun Tzu, San Martín, Voltaire, Agustín de Hipona… todos nos dejaron frases que hoy siguen teniendo sentido, no en los campos de batalla, sino en nuestras casas, trabajos y comunidades.

La clave es traducir esas lecciones a nuestra vida diaria, para que no se queden en citas que compartimos en redes, sino en principios que nos hagan más fuertes y más útiles a los demás.

Sun Tzu escribió:

“Si sabes pelear, aparenta debilidad; si piensas atacar, disimula retirada”.

¿Qué significa eso para nosotros? Que en la vida no todo se resuelve con fuerza bruta ni con gritos más altos. Muchas veces la estrategia consiste en la paciencia, en saber esperar el momento correcto, en no mostrar todas nuestras cartas de inmediato. Quien vive con inteligencia y serenidad siempre tiene ventaja sobre quien se deja arrastrar por la ira o la soberbia.

San Martín nos recordó que “la soberbia es una discapacidad”. Y cuánta razón tiene. La soberbia nos hace creer que somos mejores de lo que realmente somos, nos ciega y nos desconecta de los demás. En cambio, la humildad nos permite crecer, aprender y ganar respeto verdadero. La soberbia divide, la humildad une. En el trabajo, en la familia y en la comunidad, la actitud humilde abre puertas que la arrogancia cierra.

Voltaire advertía que “los hombres insignificantes luchan continuamente por llamar la atención, los realmente importantes tratan de pasar desapercibidos”. En otras palabras: lo que vale no es el ruido que hacemos, sino el impacto que dejamos. Los líderes que cambian vidas no son los que aparecen en todas las fotos, sino los que logran que su gente confíe y avance con ellos.

Agustín de Hipona escribió que “la soberbia no es grandeza, sino hinchazón”. Y es cierto: lo que se infla parece crecer, pero tarde o temprano revienta. La verdadera grandeza no está en aparentar, sino en servir, en ser constantes y en pelear las batallas que valen la pena.

Dios —como decía otra de esas frases que nos comparten, no corona al que llegó primero, sino al que nunca dejó de pelear”. Ese es el mensaje que más necesitamos hoy. Vivimos tiempos de incertidumbre, de retos, de amenazas que nos quieren dividir. La grandeza no está en ser invencibles, sino en ser perseverantes.

¿Cómo aplicamos todo esto en lo cotidiano? Aquí algunas claves sencillas:
• Confía, pero verifica. No creas todo lo que ves en redes. La información falsa se combate con criterio.
• Disciplina diaria. No importa el sueño que tengas: se construye con pasos pequeños, firmes y constantes.
• Humildad en la victoria. No uses tus logros para humillar, sino para inspirar.
• Coraje en la adversidad. No te rindas a la primera caída. Quien sigue, aunque sea herido, ya va ganando.
• Unidad sobre el ego. Juntos avanzamos; aislados retrocedemos.

La vida, al final, es una batalla diaria, pero no contra otros, sino contra nosotros mismos: contra la flojera, la apatía, la soberbia, la desconfianza. Y la estrategia para ganarla está a nuestro alcance: confianza, humildad, perseverancia, corresponsabilidad.

Recordemos el lema latino: Alea iacta est, la suerte está echada. Pero no es la suerte la que define quiénes somos: son nuestras decisiones. Y otra máxima también lo dice: Non ducor, duco —no me dejo llevar, yo conduzco. Que esa sea nuestra guía: conducir nuestra vida con valores, pasión y compromiso.

Porque la verdadera victoria no es vencer a los demás, sino hacer la diferencia en bien de los demás.

Hacer el bien, haciéndolo bien.

Redacción Rotativo de México
Redacción Rotativo de México
Equipo de noticias de Rotativo de México. Siempre brindando información de noticias del momento.
spot_img

Últimas Noticias

Noticias Relacionadas