Bitácora del Poder por Naim Libien Abouzaid
● El nuevo rostro del PAN ● Adiós a las alianzas ● El reto mexiquense ● El discurso y la realidad
El pasado sábado, el Partido Acción Nacional (PAN) realizó su relanzamiento nacional en el Frontón México, un evento que muchos calificaron como el intento más serio del blanquiazul por recuperar su identidad política. Bajo el lema de “México, la familia y la libertad” , su dirigente Jorge Romero Herrera ofreció un discurso enérgico, cargado de símbolos, promesas y mensajes dirigidos al corazón de la derecha mexicana.
Sin embargo, más allá del entusiasmo y los aplausos, surgen preguntas legítimas: ¿puede este relanzamiento realmente permear en una sociedad que hoy percibe a la oposición como distante, burocrática y desconectada?
Romero Herrera anunció una “apertura total” para sumar a cualquier ciudadano que desee afiliarse, sin trabas burocráticas. También reconoció el relevo generacional dentro del partido, prometiendo dar espacio a nuevos liderazgos. Es una estrategia que intenta imitar a los movimientos de derecha modernos en Estados Unidos o Argentina, donde los valores tradicionales han recuperado fuerza.
Pero los discursos no bastan. Si el PAN no pisa territorio, no recorre calles ni toca puertas, difícilmente podrá competir con la maquinaria territorial de Morena, que domina la narrativa popular y el contacto directo con la ciudadanía.
Uno de los anuncios más contundentes fue el fin de las alianzas políticas. “El PAN le debe apostar al PAN” , afirmó Romero. Con ello, puso punto final al bloque PRI-PAN, que en su momento solo sirvió para mantener vivo al priismo y diluir la identidad panista. También se cierra la puerta a un eventual acercamiento con Movimiento Ciudadano, descartando el llamado “MCPAN” .
Es, sin duda, una jugada arriesgada. El partido busca volver a sus raíces, pero también se expone a competir en solitario en un escenario donde la oposición fragmentada rara vez gana.
En el Estado de México, el panismo enfrenta un panorama complejo. Con contadas figuras como Fernando Flores en Metepec o Enrique Vargas en Huixquilucan —quien buscará reelegirse— , el PAN sigue sin presencia real en gran parte del territorio. Un estado tan grande no puede sostenerse con tan pocos liderazgos visibles.
Mientras tanto, la posibilidad de que Ricardo Salinas Pliego apoye o incluso encabece un proyecto panista, encendió especulaciones. El hecho de que el evento se realizará en un espacio vinculado a él no pasó desapercibido. La cercanía entre poder económico y proyecto político es, sin duda, un mensaje que vale la pena analizar.
Romero cerró con la frase: “Hasta las últimas consecuencias” , asegurando que los panistas deben estar dispuestos a “dar la vida por la patria, la familia y la libertad” . Sin embargo, el gran desafío no está en la retórica sino en convertir el discurso en acción.
México necesita una oposición firme, inteligente y cercana a la gente. El PAN tiene la oportunidad de volver a ser eso… pero solo si deja atrás la imagen de “la derecha buena onda” y se atreve a ejercer el poder con responsabilidad, coherencia y convicción.
Porque más allá del relanzamiento, lo que el país espera no son nuevas palabras, sino nuevas certezas.
Que el resto del país tome nota.