Bitácora del Poder por Naim Libien Abouzaid
El primero de septiembre no fue un día más en el calendario político de México. Coincidieron tres hechos que marcan nuevos ciclos en los poderes más relevantes del país: el primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum, la entrada en funciones de una renovada Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el regreso masivo a clases en todo el país. Pocas veces se observa una carga tan significativa en un solo día, con símbolos de cambio que pueden definir el rumbo de la vida pública en los próximos años.
A once meses de asumir la presidencia, Claudia Sheinbaum presentó su primer informe de gobierno. Lo hizo desde Palacio Nacional en un acto sobrio, con pocos invitados y un tono más cercano a sus conferencias diarias que a un acto de Estado. Los asistentes más visibles fueron gobernadores cercanos a Morena, entre ellos la del Estado de México, pieza clave en la estrategia federal. Sin embargo, la ausencia de ciertos liderazgos relegados a las últimas filas, como Ricardo Monreal y Adán Augusto, reveló las tensiones internas que aún persisten. El mensaje presidencial se centró en logros en economía, salud, energía y seguridad, pero más que un balance, proyectó un estilo de gobierno discreto, pragmático y alineado a su narrativa cotidiana.
Ese mismo día, nueve ministros —cinco de ellos mujeres— tomaron protesta como parte de la SCJN, inaugurando una etapa inédita: por primera vez habrá mayoría femenina en la máxima institución de justicia. La ceremonia estuvo cargada de simbolismo, con la entrega de bastones de mando que reconocen la presencia de los pueblos originarios en la vida pública. El ministro Hugo Aguilar Ortiz lo sintetizó con fuerza: “Sin la reforma judicial los pueblos indígenas no tendríamos la presencia que hoy estamos teniendo”. Junto a ellos, 881 nuevos jueces federales juraron su compromiso con México. Es una verdadera sacudida al Poder Judicial, resultado de la reforma impulsada por Andrés Manuel López Obrador. El reto será que esta “nueva justicia” cumpla con ser pronta, expedita y libre de inercias. Lo que debió de haber sido siempre.
Como telón de fondo, más de 30 millones de estudiantes regresaron a las aulas. Un recordatorio de que, más allá de la política, el país sigue su marcha con una generación que será testigo directo de estos cambios estructurales. Lamentablemente este regreso fue opacado por la agenda política, pero no menos importante.
El primero de septiembre marcó un antes y un después. El Poder Ejecutivo se consolida en el control del presupuesto, mientras el Poder Judicial se configura con nuevas caras, mayor presencia femenina y la expectativa de un cambio profundo. México inicia septiembre con una agenda cargada, con desafíos inmensos y la oportunidad de demostrar que las reformas no solo son de forma, sino de fondo.
Que el resto del país tome nota.

