Bitácora del Poder por Naim Libien Abouzaid
Cada encuesta nacional lo confirma: la principal demanda de los mexicanos es la seguridad. Han pasado presidentes y partidos de todos los colores, y la deuda con la ciudadanía sigue creciendo. Felipe Calderón inició una guerra frontal contra el narcotráfico que, lejos de reducir la violencia, la multiplicó. Hoy sabemos que uno de sus pilares, Genaro García Luna, estaba coludido con el crimen organizado, una traición que aún deja preguntas abiertas, incluida la complicidad o desconocimiento del propio Calderón.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto, la corrupción se convirtió en el sello de la administración. Aunque se prometió reforzar la Policía Federal hasta alcanzar 60 mil elementos, los números se quedaron en promesas. Miles de millones fueron destinados a “seguridad”, pero el país quedó con apenas 36 mil elementos federales, mientras la violencia seguía su curso.
El cambio con López Obrador
En 2018, Andrés Manuel López Obrador apostó por la polémica estrategia de “abrazos, no balazos”. Aunque criticada, logró frenar la tendencia ascendente de homicidios heredada de Peña Nieto. Lo más notable fue la creación de la Guardia Nacional, con una estructura de 120 mil elementos y una inversión sin precedentes en infraestructura: cuarteles, armamento y tecnología de primera generación. Fue un cambio que sentó las bases para una nueva etapa en la política de seguridad.
Hoy, con Claudia Sheinbaum al frente del Ejecutivo, vemos un giro hacia una estrategia más ofensiva. Las detenciones de alto perfil, los decomisos y la coordinación con fuerzas federales muestran que la prioridad es devolverle la paz al país. Detrás de este cambio está un hombre clave: Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad. Su experiencia en combate a la delincuencia y su disposición a trabajar junto con Sedena, Marina, la Guardia Nacional y la Fiscalía General marcan un antes y un después en el enfoque federal.
Estado de México: la joya de la corona
La seguridad en el Estado de México es vital para el país. Delfina Gómez, actual gobernadora, ha entendido que el Edomex no sólo es el estado más poblado, sino el centro neurálgico que conecta ocho entidades. Un Edomex inseguro se convierte en una autopista para los criminales. Hoy, la entrega de patrullas, la capacitación de policías y los operativos en la zona oriente —históricamente olvidada— son señales de un cambio.
Un caso destacado es Ecatepec, que dio de baja a más de 415 policías con antecedentes irregulares y renovó su flota con 455 patrullas entregadas por el gobierno del Estado de México. Esta depuración era necesaria para reconstruir la confianza ciudadana. Con estos pasos, el Edomex puede convertirse en el eje de la estrategia nacional.
Un futuro que exige resultados
La administración de Sheinbaum está dando pasos firmes hacia una estrategia de seguridad nacional integral. Con Harfuch al frente y con un respaldo estratégico al Estado de México, se están sentando las bases para una política más efectiva. México no puede permitirse más simulaciones: la seguridad es el pilar fundamental para el futuro del país, y este gobierno tiene la oportunidad histórica de lograr lo que otros no pudieron. La pregunta es: ¿habrá resultados contundentes? Los mexicanos no esperan discursos, esperan paz.
Que el resto del país tome nota.