La grave sequía que azota el norte de México se intensificó en los últimos días, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y la economía de la región. El Monitor de Sequía de la CONAGUA ha reportado un avance alarmante del fenómeno en estados clave como Sonora y Chihuahua. Más del 50% de los municipios sonorenses y casi el 60% de los chihuahuenses se encuentran con algún grado de afectación, que va de moderada a extrema. Los agricultores y ganaderos de la región han manifestado su desesperación ante la pérdida de cultivos como el trigo, el maíz y el sorgo, además de la muerte de ganado por la falta de agua y alimento. La escasez hídrica ha generado tensiones entre las comunidades por el uso del agua, un recurso cada vez más escaso y vital.
Aunque las lluvias de temporada han traído un ligero alivio en otras partes del país, no han sido suficientes para revertir el impacto de meses sin precipitaciones en el norte. Esta situación no solo afecta la producción local, sino que también tiene repercusiones a nivel nacional al elevar los precios de los productos básicos. El gobierno ha anunciado algunas medidas de apoyo, pero la crisis hídrica requiere de una estrategia a largo plazo que incluya la modernización de la infraestructura agrícola, el fomento de tecnologías de riego eficientes y una gestión sostenible del agua para evitar crisis futuras. La sequía es una clara muestra de los efectos del cambio climático y la necesidad de una respuesta urgente y coordinada.