En medio de fuertes críticas de la oposición, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión ratificó el nombramiento de Genaro Lozano Valencia como embajador de México en Italia, impulsado por el gobierno de Claudia Sheinbaum. La votación cerró con 25 votos a favor y 9 en contra.
Senadores y diputados del PRI y PAN acusaron a Lozano de no tener carrera diplomática y de ser un “aplaudidor del régimen”, por su papel como analista y comentarista político a favor de la 4T. Incluso, la senadora priista Carolina Viggiano ironizó: “Lo único que nos falta aquí es el nombramiento de Lord Molécula”.
Por su parte, Morena defendió la designación, destacando la trayectoria académica del nuevo embajador en temas de derecho internacional, defensa de derechos humanos y diversidad sexual. El senador guinda Cuauhtémoc Ochoa aseguró que su nombramiento significa “apostar por una diplomacia más cercana a la ciudadanía”.
El priista Rubén Moreira recriminó la rapidez con la que se aprobó la designación y recordó un artículo de Lozano en el que critica al gobierno de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. “¿Qué dirían ustedes si un embajador extranjero insultara a nuestra jefa de Estado?”, cuestionó. Sin embargo, el senador del PVEM, Jorge Carlos Ramírez Marín, recordó que el gobierno italiano ya otorgó el beneplácito a Lozano.
Al rendir protesta, Lozano prometió desempeñar su cargo con “vocación de servicio y profundo amor por el pueblo de México”. Detalló que su misión será fortalecer la relación con Italia, Malta, Albania y San Marino, impulsar el comercio bilateral que ya supera los 11 mil millones de euros, y abrir el Instituto Cultural de México en Italia, Tina Modotti.
En contraste, el nombramiento de Francisco de la Torre Galindo como embajador en Indonesia fue aprobado por unanimidad. Diplomático de carrera desde 1998, De la Torre fue cónsul general en Dallas durante nueve años y recibió reconocimiento de todas las fuerzas políticas por su experiencia.
El nuevo embajador en Indonesia anunció que trabajará en reforzar la relación con el sudeste asiático, enmarcada en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, y promoverá mayores intercambios políticos, culturales y económicos.Con esta decisión, el Congreso dio luz verde a dos perfiles distintos: uno cuestionado por su cercanía al oficialismo y otro respaldado por una amplia trayectoria diplomática.

 
                                    