El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, otorgó el pasado domingo un indulto total e incondicional a su hijo Hunter Biden, quien enfrentaba sentencias por delitos relacionados con armas de fuego e impuestos. Esta decisión abarca todos los posibles crímenes federales cometidos por Hunter entre 2014 y 2024, incluyendo el periodo en que formó parte de la junta directiva de la empresa ucraniana Burisma, bajo constante escrutinio por sus negocios en el extranjero.
La medida evita que Hunter enfrente condenas o prisión y, en consecuencia, las audiencias de sentencia previstas para diciembre serán canceladas. Los abogados de Hunter notificaron formalmente a los jueces encargados de los casos, solicitando la desestimación de los cargos. En una declaración jurada, el hijo del presidente aceptó el indulto y expresó su gratitud, comprometiéndose a usar su experiencia para ayudar a otros en recuperación.
Joe Biden justificó su decisión afirmando que Hunter fue objeto de un “proceso judicial injusto y politizado”, presuntamente instigado por opositores en el Congreso para atacarlo personalmente. Según un comunicado, el presidente considera que el caso de su hijo estuvo influenciado por intereses políticos, lo que calificó como un error judicial.
Hunter, por su parte, admitió sus errores durante los años más difíciles de su adicción, señalando que su vida y reputación fueron explotadas para fines políticos. A pesar de ello, subrayó su compromiso con la sobriedad, que ha mantenido durante más de cinco años.
El caso, investigado desde 2018 por el fiscal especial David Weiss, evidenció el abuso de drogas y los problemas fiscales de Hunter Biden. Sin embargo, sus abogados argumentaron que fue objeto de una persecución desproporcionada. La Casa Blanca, a través de un portavoz, afirmó que el presidente consideró que Hunter había sufrido suficiente y decidió actuar antes de concluir su mandato.