El presidente ruso Vladimir Putin salió al cruce de los rumores sobre la movilización rebelde del pasado fin de semana encabezada por el grupo de mercenarios al servicio del ejército ruso, Wagner, y su comandante Yevgueni Prigozhin, quienes amenazaron con desestabilizar la política local en medio de una marcha donde se mostraron armados a bordo de tanques artillados rumbo a Moscú, a modo de queja por bajas producidas por el mismo bando.
Un claro intento de golpe de Estado, que fue apaciguado por la vía diplomática y tras la intervención del presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko.
Ahora, durante el lunes Vladimir Putin advirtió en un discurso a la nación que cualquier chantaje o intento de crear desestabilización interna en Rusia, está condenado al fracaso.