Con la inflación de 6.5 por ciento, el aumento de 3 de cada 4 productos o servicios, además de combustibles y electricidad, desde el año pasado en España se pueden observar las llamadas filas del hambre, donde la gente acude a recibir ayuda, gracias a organizaciones altruistas que brindan alimento, abrigo e incluso velas para que los niños puedan estudiar de noche, además de pañales para bebés que les entregan una vez a la semana.
Muchas de estas personas no reciben ayuda de parte del gobierno, pues no cumplen con los requisitos burocráticos para acceder a subsidios y otros apoyos del estado. Sin embargo, no son sólo los más pobres los que acuden, también hay familias de clase media, quienes ante la falta de otra opción, se forman como los demás.
La población ha visto reducido su notablemente su poder adquisitivo con la inflación en cifras récord desde hace 29 años, lo que se ha visto reflejado en el aumento del 75 por ciento de los productos. Mientras, las fundaciones buscan alojamiento para los menos desfavorecidos, empleo y ayuda básica, los estragos de la pandemia continúan incluso en los países más desarrollados.
