La compañía Meta tomó la decisión de cerrar un grupo de Facebook en Italia, llamado “Mia moglie” (Mi esposa), que operaba desde 2019 y había alcanzado más de 32 mil integrantes. El espacio virtual se caracterizaba por la publicación de fotografías íntimas de mujeres, muchas de ellas difundidas sin autorización, acompañadas de comentarios ofensivos y de carácter sexual. Según las denuncias, algunas de estas imágenes incluso fueron generadas mediante inteligencia artificial.
La alerta sobre la existencia del grupo fue lanzada por la escritora y activista italiana Carolina Capria, quien en conjunto con la organización No Justice No Peace, expuso públicamente el caso en redes sociales. La presión mediática y social llevó a que la compañía tecnológica actuara y clausurara de manera definitiva la comunidad.
Meta explicó que el cierre respondió a la violación de sus políticas sobre explotación sexual de adultos, las cuales incluyen estrictas normas contra la distribución de contenido íntimo no consentido. La empresa subrayó que este tipo de prácticas constituyen una forma de violencia digital y aseguró que continuará reforzando la supervisión para prevenir que casos similares permanezcan activos en sus plataformas.
El grupo había operado durante varios años sin ser detectado por los filtros automáticos de la red social, lo que ha generado debate en torno a la eficacia de los mecanismos de control y moderación de contenido de la compañía. Expertos en derechos digitales advierten que este caso refleja un vacío en la protección de las víctimas, pues las imágenes publicadas no solo vulneran la privacidad, sino que también pueden generar consecuencias psicológicas, sociales y legales para las afectadas.
Organizaciones feministas en Italia celebraron la clausura, pero pidieron que se implementen protocolos más efectivos para detectar la circulación de imágenes íntimas sin consentimiento, un fenómeno que ha aumentado con el uso de herramientas digitales como la inteligencia artificial generativa. Señalaron además la importancia de que las grandes compañías tecnológicas asuman un papel más proactivo en la defensa de los derechos digitales y de la integridad de las mujeres en los espacios virtuales.
El caso Mia moglie ha puesto de relieve la urgencia de fortalecer las políticas de seguridad en redes sociales y de impulsar iniciativas legales que castiguen con mayor rigor la difusión no consentida de material íntimo.