El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se negó públicamente a acatar la orden del Tribunal Supremo de Estados Unidos que solicitaba la repatriación de Kilmar Ábrego García, ciudadano salvadoreño recluido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). Durante un encuentro en la Casa Blanca con Donald Trump, el mandatario justificó su decisión señalando que el detenido es un “terrorista” y representa un riesgo para la seguridad estadounidense.
La polémica surgió después de que Ábrego fuera enviado al Cecot, a pesar de contar con una orden judicial que impedía su deportación. Según Bukele, liberar a este tipo de individuos implicaría poner en peligro los avances en materia de seguridad nacional, y advirtió que El Salvador no tiene intención de revertir la medida. “No voy a liberar a un terrorista. No liberamos criminales en nuestro país”, afirmó en conferencia ante medios.

Por su parte, la fiscal estadounidense Pam Bondi, presente en la reunión, aclaró que la decisión final sobre el retorno de Ábrego García corresponde únicamente al gobierno salvadoreño, dado que el detenido está bajo su custodia. También indicó que Estados Unidos facilitaría su regreso si así lo decidiera El Salvador, conforme al mandato judicial.
El migrante, quien habría ingresado ilegalmente a EE. UU. en 2019, no tiene antecedentes penales, pero fue identificado como miembro de la Mara Salvatrucha (MS-13), lo que justificó su traslado al penal de máxima seguridad. Esta acción se dio en el marco de un acuerdo entre ambas naciones, que incluyó la deportación de 238 venezolanos y 23 salvadoreños, en cumplimiento de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.