Israel lanzó intensos ataques aéreos en Siria, desatando alarma internacional y tensiones regionales.
En un nuevo capítulo del prolongado conflicto en Medio Oriente, Israel llevó a cabo múltiples bombardeos aéreos en Siria, alcanzando objetivos estratégicos en Damasco y sus alrededores. Mientras tanto, reportes sugieren que tropas israelíes han avanzado cerca de 25 kilómetros hacia la capital siria, aunque el Ejército israelí niega dichas afirmaciones.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, informó que más de 300 ataques han sido ejecutados en todo el país desde el fin de semana, con el objetivo de neutralizar depósitos de armas y activos militares. Estas acciones siguen a la caída del régimen de Bashar al-Assad, marcando un cambio significativo en el panorama político sirio. Por su parte, el portavoz militar israelí, teniente coronel Nadav Shoshani, afirmó que las operaciones están limitadas a una “zona de seguridad” establecida para proteger a Israel.
La Fuerza Aérea israelí también ha intensificado sus operaciones, con medios locales destacando la destrucción metódica de infraestructuras militares sirias. Según reportes, el objetivo es garantizar que las fuerzas armadas sirias no puedan reconstituirse fácilmente bajo cualquier nuevo gobierno.
Reacciones internacionales no se hicieron esperar. Egipto, Jordania y Arabia Saudí condenaron las incursiones, acusando a Israel de violar el derecho internacional y aprovecharse de la inestabilidad en Siria. Turquía, un aliado clave de la oposición siria, también expresó su rechazo, calificando las acciones de Israel como una “mentalidad de ocupación”.
El portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, calificó las operaciones como una violación del acuerdo de retirada de 1974, instando a ambas partes a respetar los compromisos internacionales. La situación sigue evolucionando, con el mundo observando atentamente los acontecimientos que podrían desatar nuevas confrontaciones en la región.