En Bélgica, las trabajadoras sexuales ahora podrán acceder a derechos laborales completos, como contratos de empleo, seguros de salud, vacaciones pagadas y pensiones, tras la entrada en vigor de una legislación aprobada en mayo. La ley también asegura la libertad de rechazar clientes, decidir las prácticas a realizar y detener cualquier acto en cualquier momento.
La normativa establece medidas estrictas para garantizar la seguridad laboral, incluyendo la obligación de los empleadores de proporcionar productos de higiene, sábanas limpias, preservativos y botones de emergencia en los lugares de trabajo. Además, deberán cumplir con protocolos de seguridad y antecedentes limpios de delitos como agresión sexual o tráfico humano para operar.
Isabelle Jaramillo, de Espace P, grupo que colaboró en la creación de esta ley, destacó que esta medida legitima la profesión ante el Estado belga y representa un avance significativo en derechos humanos.
Bélgica se convierte en un referente global al otorgar beneficios laborales más amplios que países como Alemania y Holanda, donde el trabajo sexual está legalizado pero carece de este nivel de protección social.

