A partir de ahora, los padres y tutores tendrán la capacidad de gestionar el tiempo de juego de sus hijos en Fortnite, el popular título de Epic Games. Esta actualización, implementada recientemente, permite a los adultos establecer restricciones sobre cuándo y cuánto pueden jugar los menores.
La nueva función incluye una notificación que se mostrará en la pantalla del juego, advirtiendo a los jóvenes que les quedan 30 minutos de tiempo de juego. Una vez que este tiempo se agote, el acceso a Fortnite se bloqueará automáticamente. Según un comunicado de Epic Games, “cuando un niño alcance el límite, no podrá usar Fortnite hasta el día siguiente o hasta que se habilite una nueva ventana de juego, a menos que el tutor decida otorgar más tiempo”.
Además de esta funcionalidad, las herramientas de control parental de la empresa ya permiten gestionar las interacciones sociales de los jugadores y filtrar el lenguaje inapropiado en el chat de texto. Esto busca crear un entorno más seguro para los usuarios más jóvenes.
Otra adición relevante es la implementación de un código PIN para las compras en el juego. Esta medida se introduce para evitar compras no autorizadas, un aspecto crítico en un juego que actualiza su tienda con frecuencia. Con este nuevo sistema, los padres pueden tener mayor control sobre los gastos que se realicen dentro del juego, protegiendo así el presupuesto familiar.
Es importante señalar que, en el contexto de los videojuegos, no existen estudios concluyentes que demuestren una correlación directa entre el comportamiento violento y la práctica de juegos de disparos. Sin embargo, es fundamental que los padres sean conscientes de lo que consumen sus hijos en línea y supervisen el tiempo que pasan frente a las pantallas, ya que esto es clave para su desarrollo.
Este enfoque proactivo en el control parental no solo asegura que los niños disfruten de Fortnite de manera segura, sino que también fomenta un uso equilibrado y responsable de la tecnología. La iniciativa de Epic Games marca un paso positivo hacia la creación de un entorno de juego más saludable, donde tanto la diversión como la seguridad son prioritarias.