El Gobierno canadiense ha dado un nuevo giro en sus políticas comerciales al acusar a China de prácticas de “competencia desleal”. En un anuncio realizado el 10 de septiembre, el Ejecutivo canadiense reveló que está evaluando la imposición de aranceles adicionales a una serie de productos provenientes de China, incluyendo baterías, tecnologías avanzadas y minerales.
Este movimiento sigue a la reciente decisión de Canadá de imponer un arancel adicional del 100% sobre los vehículos eléctricos fabricados en China, medida que entrará en vigor el 1 de octubre. En un comunicado, Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá, informó sobre la apertura de un período de consultas de 30 días para evaluar la aplicación de nuevos aranceles. Esta revisión abarcará importaciones de baterías, componentes de baterías, semiconductores, minerales críticos, metales y productos solares provenientes de China.
Freeland argumentó que las prácticas comerciales de China en estos sectores constituyen una amenaza significativa para los trabajadores y empresas canadienses. La consulta pública busca obtener opiniones de la industria sobre la posible implementación de estos aranceles y el cronograma para su eventual entrada en vigor.
Esta iniciativa de Canadá sigue una estrategia similar adoptada por Estados Unidos, que también ha implementado medidas para contrarrestar la entrada de vehículos eléctricos subsidiados por Pekín en el mercado norteamericano. Además, Ottawa ha decidido aplicar aranceles a las importaciones de acero y aluminio de origen chino.
Como respuesta a estas acciones, China anunció la semana pasada el inicio de una investigación antidumping sobre la colza canadiense, un producto del cual es uno de los principales importadores. Esta situación subraya las crecientes tensiones comerciales entre ambos países, mientras continúan ajustando sus políticas en un entorno de competencia global cada vez más intensa.