Una intensa tromba de agua sacudió el centro histórico de Roma, causando daños materiales significativos, aunque sin víctimas humanas. El martes cayeron más de 80 mm de lluvia en una hora, acompañada de fuertes ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora. El Arco de Constantino sufrió daños tras ser alcanzado por un rayo, que desprendió fragmentos de su estructura, los cuales fueron rápidamente recuperados y asegurados por técnicos del Parque Arqueológico del Coliseo. Las labores de restauración que ya se realizaban en el arco se verán ahora retrasadas.
La tormenta también provocó la inundación de varias estaciones del metro de Roma, que permanecen cerradas mientras se llevan a cabo trabajos de reparación. Atac, la empresa de transporte público, está trabajando para restablecer el servicio, aunque aún no se ha especificado cuándo se completarán las reparaciones.
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, destacó que este fenómeno no tiene precedentes por su intensidad y rapidez, afectando principalmente al centro histórico de la ciudad. Gualtieri también señaló la creciente importancia de abordar el cambio climático, enfatizando la necesidad de adaptarse a estos eventos meteorológicos extremos. Más de 400 intervenciones de emergencia se realizaron durante la tormenta para minimizar el impacto en los ciudadanos y el tráfico.
Las autoridades locales han destacado que el plan de adaptación al clima ha sido fundamental para evitar daños mayores, pero reconocen que estos fenómenos se están volviendo más frecuentes y severos. Roma continúa sus esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático, implementando nuevas medidas para enfrentar estos desafíos.