México ostenta un triste récord en América Latina: es el país que más alimentos desperdicia per cápita, con una alarmante cifra de 30 millones de toneladas que son aptas para el consumo humano y que terminan en la basura cada año. Así lo advirtió la Red Bancos de Alimentos de México (BAMX), revelando una problemática que tiene profundas implicaciones sociales, económicas y ambientales en el país. Mariana Jiménez, directora de la Red BAMX, enfatizó la gravedad del impacto social de esta situación, especialmente en una nación donde más de 20 millones de personas viven con inseguridad alimentaria de moderada a severa. Para ilustrar la magnitud del problema, Jiménez señaló que “cada minuto dos tráilers llenos de comida se van a la basura”, una imagen impactante que subraya la urgencia de tomar acciones.
Durante la presentación de la campaña “Va por mi Cuenta”, impulsada por la Fundación Alsea, la directora de BAMX destacó que el desperdicio de alimentos también conlleva un impacto económico considerable, equivalente al 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esta pérdida monetaria representa un golpe significativo para la economía nacional. Además, abundó Jiménez, en términos ambientales, el desperdicio alimentario tiene una huella contaminante equiparable a la que producen 16 millones de automóviles, un dato que resalta la contribución de este problema al cambio climático y la degradación de recursos.
Jiménez explicó que el desperdicio de alimentos se produce a lo largo de toda la cadena de suministro, desde las etapas iniciales en el campo, pasando por los grandes mercados de alimentos, las tiendas de autoservicio y conveniencia, la industria alimentaria, y hasta los hoteles y restaurantes, donde se generan grandes volúmenes de excedentes. Del total de alimentos que se pierden, la Red BAMX ha logrado recuperar más de 180 mil toneladas. Estos alimentos son distribuidos a través de sus 59 bancos de alimentos, logrando suministrar comida a 2.5 millones de personas que viven con inseguridad alimentaria, una labor crucial para mitigar el impacto del desperdicio.
En su participación, Ivonne Madrid, directora de Fundación Alsea, subrayó la relevancia de la campaña “Va por mi Cuenta”, indicando que los recursos que se recaudan están directamente alineados con los esfuerzos para contribuir a la erradicación de la pobreza alimentaria en México. Madrid advirtió sobre las múltiples consecuencias negativas de la carencia alimentaria, especialmente en el desarrollo infantil. Esta situación se refleja en un bajo rendimiento escolar y, en casos más graves, ocasiona deserción escolar. Además, genera serios problemas de salud, como anemia, desnutrición u obesidad, y tiene un impacto directo y perjudicial en la autoestima, el estrés, la ansiedad y el desarrollo emocional de los niños y adolescentes afectados. La campaña busca no solo recuperar alimentos, sino también concientizar sobre la urgencia de un cambio cultural en el consumo y la gestión de los alimentos.