Las calles parisinas se llenaron de protestantes de nuevo, manifestantes que se multiplicaron en una sola exigencia, alto a la ley de pensiones promovida por el presidente Emmanuel Macron, y con la cual se aumenta de la edad de jubilación, de 62 a 64 años.
Esta misma semana el legislativo hará el último intento por derogar este decreto, por eso los manifestantes han tomado las calles en medio del clamor popular que ve cada vez más lejano el derecho a un retiro digno.
“Se acaba el partido, nos guste o no, con esta incógnita de qué pasará el jueves en la Asamblea Nacional”, aseguró el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger.